Conocí a la poeta María del Rosario Laverde en el Taller de Escritores de la Universidad Central, cuando ambos queríamos aprender a escribir literatura. Todavía seguimos en la tarea. Y todavía somos grandes amigos, de esos que se acompañan en las circunstancias difíciles y en las no tanto. No sé si se pueda decir así, pero si algo le he aprendido a María del Rosario es que uno puede decir lo que se le antoje, aunque los correctores de estilo pongan el grito en el cielo. El problema es que tanto María del Rosario como yo fungimos como correctores ortotipográficos y de estilo. Así que hagamos caso omiso. No es fácil hacer la reseña de la obra de una amiga, pues alguien que lea estas líneas puede recriminarme que no soy objetivo. Claro que no. En el periodismo el asunto no es la objetividad, sino la ética. Es más, como amigos nos hemos expresado de manera abierta. Uno de sus cuentos da cuenta de una amistad. O de lo que pudo serlo: “ Bipolar. La primera vez que salimos a cenar m...
Cuando recibí la foto que por Whatsapp me envió Edilson Silva Liévano con la carátula de su libro Risa , no pude aguantar la tentación de intervenir la imagen y ponerla al derecho, pues el título aparecía de derecha a izquierda. Tomada al mejor estilo actual de selfie , la imagen estaba al revés y era preciso adivinar que decía Risa y no asiR . Pero cuando leí la novela entendí que no necesariamente se trataba de un error sino de una provocación. Y me había dejado tentar. RISA , así con mayúsculas sostenidas significa, en primera instancia, Revolución Intelectual sin Armas y, unas páginas más adelante, cambia por Revolución para la Insurgencia sin Armas. No son dos galimatías sino un doble significado de la sigla. La novela atrapa desde las primeras líneas, cuando el autor/actor cuenta que varios años antes había puesto un aviso clasificado en un periódico de esos que por fortuna ya no circulan, en el que ofrecía sus servicios para escribir las historias inéditas de las ...