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Cuentos a las finas hierbas

Cuentos a las finas hierbas

 


Por Javier Correa Correa

Apocalípticas, eróticas, fantásticas –en todo el sentido de la palabra–, literarias, iconoclastas, impecables. Así son las 18 historias incluidas en Cuentos a las finas hierbas, en una edición electrónica perfecta para leer en estas vacaciones. O en época de estudios o de trabajo, la literatura siempre está a la mano, y de la mano de Lina María Pérez Gaviria.

Me jacto de haber leído casi todos los libros de esta estupenda escritora colombiana, pero cada vez me dejo sorprender por sus historias escritas con pulcritud e hilvanadas con respeto, hacia quien la lee y hacia ella misma. No puede ser de otra manera.

“La mujer de la Ruta 825”, “Acoso”, “El fisgón empedernido”, “Esponjado de mandarina”, “Cama de hierro forjado”, “Memoria”, “Levedad”, son algunas de las historias incluida en Cuentos a las finas hierbas, que uno no quiere que terminen. Pero terminan cuando debe ser, lo importante es que nos quede ese sabor alegre, así algunas de las historias sean no alegres. Pero así es la vida y la literatura es un reflejo, es una recreación de esta.

Además de la solidez de los cuentos, están las frases sacadas de una fuente ubicada en su capacidad de observar y sorprenderse por lo que pasa en dos aeropuertos, en un bus urbano que los pasajeros y el conductor abordan desnudos, en una cocina alegre, en una casa manchega de hace cuatrocientos años, en una cama fría, en un teléfono de citas eróticas, en una oficina redundantemente burocratizada, en un cuento de los hermanos Grimm, en un pantano, en una biblioteca.

“Desde que el calor se hizo insoportable a la gente se le cocinó el cerebro”, dice en la historia que alerta sobre eso que tanto niegan y se ha convertido en un lugar común, el calentamiento global, cuando hay –habrá– espacios para el deslumbramiento del amor.

Unas páginas más adelante se regresa a la época en la que los descendientes de Adán y Eva andamos vestidos, pudorosos, pendejos, y presenta la autora a “un tipo común, inofensivo y domesticado en lo ordinario”.

Alerta también sobre el peligro de “entrometerse en la comodidad de mi amargura”, la de un personaje que puede ser cualquiera, como aquellos otros que esperan ansiosos la Navidad, igual a la que se nos viene encima con aguinaldos que se anhelan, traídos por el Niño Dios, por un viejo rubicundo de barriga prominente o por el papá y la mamá, eso se sabe después de haber dejado la niñez.

Lina María Pérez Gaviria desmitifica todo aquello que nosotros, lectores desapercibidos, quisiéramos descubrir en una minería sin pica ni pala, sin dinamita, solo con palabras. En el caso de “El fisgón empedernido”, un español lisiado por la guerra “se refugia en los disparates que inventa”, apoyado en las historias soñadas por Catalina, la mujer que se niega a ser la sombra detrás de todo gran hombre, como por fortuna dicen cada vez menos hombres.

Y si queremos ser sorprendidos por más frases certeras, la misma Lina María Pérez Gaviria nos regala una breve reseña del libro, que reproduzco para no ser redundante: “Aderecé mis personajes con una pizca de humor negro, los aliñé con sus paradojas e inventé las honduras de sus almas y los brillos de sus certezas para nombrarlos. Confieso el deleite de mi escritura con la obsesión de mis personajes por existir. Y así me atreví a servirlos en bandeja de plata a las finas hierbas para finos e ingeniosos lectores. Cada ración, cada relato, constituye un universo literario condimentado con gracia y humor negro. Aposté por la desmesura, la aventura con el lenguaje y la libertad de imaginación. Abran el apetito a los Cuentos a las finas hierbas”.

Disponible en Amazon.com, Google Play y Apple Books: https://elibros.com.co/product/cuentos-a-las-finas-hierbas/

 


La autora

Descendiente de paisas nómadas, Lina María Pérez Gaviria nació en Bogotá.

Silencio de neón obtuvo en el Premio Internacional de cuentos Juan Rulfo, en la modalidad de género negro (1999); Sonata en mí obtuvo el Premio de Cuento Pedro Gómez Valderrama (2000), y Boleto para una noche de tango, el XXXII Premio Internacional de Cuentos Ignacio Aldecoa, en España (2003).

Ha publicado novelas y volúmenes de cuentos. Algunos de los más destacados son:

·         Cuentos sin antifaz.

·         Cuentos punzantes.

·         El cazador de ruidos.

·         Mortajas cruzadas.

·         Nabokov a la sombra de una nínfula.

·         Cuentos colgados al sol.

·         Cuentos a las finas hierbas.

·         Silencio de neón.

·         Sonata en mí.

·         Bolero para una noche de tango.

 


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