Ir al contenido principal

¡Qué aburrimiento!

Llegar a la oficina y confirmar que no han devuelto el disco duro del computador. No tener un libro a la mano. Tener, eso sí, una gripa espantosa -como todas- y muy poco ánimo.
Estoy en la universidad. Acabo de terminar clase vespertina y dentro de hora y media empieza la sesión con otro grupo. El tiempo pasa lento. Demasiado. Al punto que prefiero no mirar el reloj que me hace coquitos desde la muñeca de mi brazo izquierdo, que soporta con dejadez mi cabeza. Es la mano derecha la que dibuja irreconocibles figuras que deben ser letras y palabras, pero ni siquiera ahora mismo podría traducirlas. A lo mejor es lo mejor, porque de pronto se trata de galimatías escritos al azar, sin orden, sin secuencia, sin lógica.
Pero en algo debo ocupar este tiempo, pues de lo contrario sería más aburrido. Lo más probable es que cuando esté aliviado relea estas notas garabateadas sobre un cuaderno del Comité Internacional de la Cruz Roja que me regalaron hace como año y medio, y no había abierto. No es una figura retórica, me hago la aclaración a mí mismo y les advierto a los muy poco probables y desocupados lectores. De pronto alguien tan desocupado como yo, alguien tan aburrido como yo.
Igual, voy a seguir cubriendo renglones trazados con tenue tinta gris sobre papel blanco. También las líneas son monótonas y estrechas. Un total de treinta y dos en cada página. Ni yo mismo creo que voy ya en el renglón treinta y cinco. Eso me da ánimos. "Tú puedes", me digo. Y avanzo. Al ritmo del aburrimiento mismo.
Me acabo de poner como meta el seguir escribiendo hasta que sea la hora de irme al salón donde los estudiantes se habrán de alegrar de que yo esté enfermo y, por lo tanto, la clase terminará más temprano. Igual, ya el sol está recostado en el horizonte, las pocas y tenues sombras se alargan, y dentro de poco el cielo estará oscuro. Dudo de que alguien se fije en eso. La mayoría de las personas se dan cuenta de que ya es de noche cuando deben prender el bombillo en el techo o la lámpara. Y más tardecito, porque les da hambre. Y a la camita, como decía en televisión un muñeco de peluche, animado sobre un fondo oscuro, para que no se notaran las manos enguantadas de quien lo manipulaba. De eso hace muchos años y supongo que alguna vez lo vi en blanco y negro cuando estaba -yo- enfermo y mi mamá me daba aguapanela caliente con limón. Me ponía a sudar como un trabajador en un cañaduzal a las doce del día en el Valle del Cauca. Debe ser que vi ese programa en Cali porque allá fue mi crianza, antes de venir a vivir a Bogotá, donde todavía insisto en andar medio desabrigado. ¡Y tome! Por eso me dio gripa. Lo intuí pero me las di de adolescente que todo lo resiste.
El tiempo ha transcurrido, qué maravilla. Ya no miro por la ventana, sino que reviso el reloj en la mano izquierda. Completo mi indumentaria para irme al salón de clases y dejo estas líneas abiertas por si algún día me da por revisarlas. O por si alguien con más aburrimiento que yo decide empezar y terminar de leerlas.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

Pedofilia disfrazada dizque de música

  No he querido escuchar la “canción”, para qué. Con leer la letra es más que suficiente para casi terminar vomitando de la rabia y del malestar que la industria discográfica me produce mandando al estrellato a un grupo de quienes se creen artistas y no son más que productos hechizos que a su vez cosifican y sexualizan a una niña de 14 años, no se sabe si fruto de su “inspiración” o recordando una experiencia de pederastia. Queda, sí, la certeza de que se trata de pedofilia disfrazada dizque de música. Lo primero es que eso de música no tiene nada, lo que he escuchado de casualidad en ocasiones anteriores me parece de una ligereza cuyo fin es simplemente hacer dinero, pero de estética, nada. El debate se armó estos días, precisamente en la Semana Internacional de los Niños, Niñas y Adolescentes, con la publicación de +57 , algo que ellos llaman canción, algunos de cuyos vergonzosos apartes cito: … escucha 2Pac y ese culito es notorio. Le echo en el abdomen la cremita de O...

Quijotadas. Los nombres de la valiente Feliza

    “ Yo siempre estoy con el bando de los que ponen los muertos, no de los que matan ”: Marta Traba.   Hace unos días, una poeta amiga me reenvió el mensaje de un conocido suyo, quien le decía que se negaba a leer Los nombres de Feliza , la novela de Juan Gabriel Vásquez, porque debería ser Los hombres de Feliza . El amigo de la poeta se lavaba las manos y decía que “en todo caso, un buen escritor”. Con un muy pobre criterio literario, el señor es además de un machismo casi que irredimible, pues no entiende el papel que como mujer y como artista desempeñó la escultora colombiana Feliza Bursztyn, quien murió de tristeza. En la novela, Juan Gabriel Vásquez cuenta la anécdota de un periodista que fue a entrevistar a la escultora en su taller ubicado en Teusaquillo: “Feliza le abrió la puerta vestida con sus pantalones sucios, un delantal de cuero que la protegía de las chispas y las manos enfundadas en guantes de cuero, y el periodista preguntó: ‘¿Qué opina usted ...

La película del cónclave

  No se había muerto el papa y ya se tejían alianzas y se hacían zancadillas para elegir a su sucesor. Los egos y las ansias de poder constituían las motivaciones de quienes aspiraban a ocupar el solio de Pedro, sobre el que hace poco más de veintiún siglos fue construida la iglesia Católica. Los votantes –cardenales menores de ochenta años– se reunieron después de que el sumo pontífice descansara por fin tras una larga enfermedad, de esas que llaman penosas y sobre las que la gente pide en oración que la persona se alivie o deje de sufrir. En oración también, y en medio de la más rigurosa confidencialidad, los cardenales pasaron en estricto orden y depositaron sus votos en una urna metálica con forma de vasija. El cuerpo del papa había sido depositado en un cofre triple, a la espera de ser llevado a su última morada terrenal. Atrás quedaron la opulencia de la Basílica y de la Capilla Sixtina, donde, con sus frescos renacentistas como testigos, se llevó a cabo la elección. To...