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La libertad es mujer

Transcurrieron 20 años desde cuando falleció en Bogotá Fernando Ponce de León, para que por fin fuera presentada por primera vez su obra La libertad es mujer, por parte del grupo de teatro de la Universidad Central.
Bajo la dirección de Gustavo Orozco González, 19 actores estuvieron durante dos noches del fin de semana en el Teatro México, recreando la sátira a los dictadores, los politiqueros, los periodistas, los estudiantes, los soñadores que enloquecen o se hacen más cuerdos, y el pueblito, ese pueblito que siempre es engañado y se deja llevar por el vaivén de las promesas, siempre, también, incumplidas.
En 1961, el mismo Fernando Ponce de León publicó en su editorial La libertad es mujer, en la que recogió lo vivido durante la dictadura militar de Gustavo Rojas Pinilla, a la que siguió la dictadura civil del Frente Nacional y a la que han sucedido otras, que no han concluido. La situación es igualita. Fernando Ponce de León era o un perfecto observador de la perversidad del poder o un visionario de la terrible noria en la que seguimos atrapados.
El inconformismo del populacho, mezclado con la resignación, es aprovechado por políticos que se identifican con corbata azul, uno, y con corbata roja, otro. Pero son igualitos, se visten igualito, hablan igualito. Y actúan exactamente igual. 
En 1961, fueron caracterizados así por Fernando Ponce de León en La libertad es mujer. Hoy no necesariamente usan corbatas azules y rojas, sino que las mezclan con amarillas, verdes y otra variedad de colores que hacen pensar a los incautos del siglo XXI que las cosas han cambiado. O, lo que es peor, que han mejorado.
La puesta en escena tiene algunos vacíos, entendibles por tratarse de actores no profesionales del grupo de Bienestar Estudiantil de la Universidad Central, pero la obra tiene tanta fuerza interior que es fácil dejarse llevar por el juego de luces que divide el escenario en dos y conduce a los espectadores a estar atentos. Algunos se atreven a soltar carcajadas no muy sonoras, en momentos de dramatismo sumo. Hasta en eso acertaron Fernando Ponce de León y Gustavo Orozco González en La libertad es mujer: en mostrar la tragicomedia de esta Colombia inmarcesible.
La obra toda de Fernando Ponce de León (1917-1998) es invaluable. Y es obligación de los editores rescatarla. Y conocerla constituye un gran reto para los lectores.
Así hayan transcurrido 20 años desde cuando la pluma de Fernando Ponce de León se apagó.
Crédito de la foto: Departamento de Comunicación y Publicaciones, Universidad Central.


Comentarios

Anónimo dijo…
Profesor: Gracias por su permanente aporte a la memoria cultural y en general a la historia del país.
Unknown dijo…
Muchas gracias profesor, es un orgullo ser parte de grupo de teatro de bienestar de la universidad Central. Gracias por regalarnos este gran reto y tan satisfactoria historia.

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